Hay llaves que abren puertas pero en ocasiones el Señor decide abrirte el mismo la puerta. La puerta que la llave no abrió la presencia de Dios la abrirá. Debemos portar la presencia de Dios en nuestra vida y así se abrirán las puertas, no se trata de ti sino de Su Presencia. Recuerda, el enemigo no podrá entrar en la puerta que Dios abrió para ti.